SOUL SIRKUS



Tras un breve descanso, a las ocho y media en punto, empezó a sonar la intro a modo de discurso-declaración de intenciones con la que Jorge Salán viene abriendo sus conciertos. Salió a las tablas de Arena junto a la base de instrumentistas que le acompañan en directo: Fernando Mainer al bajo (ahora en Ars Amandi), Carlos Expósito a la batería, Pablo Ortiz a la guitarra y Rubén Prieto en los teclados. Abrieron en directo de la misma forma que lo hacen en el segundo disco de Jorge, con la cañera "Apprehension", seguida sin tregua por "Driving Through The Tunnel" una maravillosa composición y de las más celebradas por el respetable, probablemente la primera con la que se dio a conocer el guitarrista madrileño al gran público. A continuación cambio de registro con la entrada a la fiesta de un nuevo violinista que sustituía al habitual Roberto Jabonero (Celtas Cortos) y de Fernando "Pindy" flautista y gaitero de lo más peculiar y saltarín que apareció descalzo y con la cara pintada con motivos celtas, al más puro estilo Braveheart, para dar un buen rato de rock celta con la maravillosa "The Endless Battle" y con un medley de la banda de Jabonero y alguna pieza desconocida que hizo bailar y saltar al personal y donde Jorge dejó el protagonismo al resto del grupo. Un protagonismo que recuperó absolutamente con "For the Love of God", esa obra de arte creada por Steve Vai, y que Jorge a llevado a su regazo como nadie haciéndola prácticamente propia. En esta ocasión la gente no botaba y bailaba, simplemente miraba con atención y admiración extrema la nueva exhibición a cargo de Mr. Salán. Nuevo cambio de rumbo con la entrada en escena de Pau Sastre, un muy buen cantante de temas melódicos, además de productor de "From Now On", que empezó un poco frío en cuanto a la voz su tramo de actuación nada menos que con "One Vision", mi tema favorito de Queen que instrumentalmente sonó impecable con un enorme solo de Jorge. Pero claro, Pau aunque lo hizo bastante bien no cubrió suficientemente la figura de Mercury. Pero se calentó ya en "Sea Of Clouds" a la que puso voz en el disco de debut de Jorge de título casi idéntico y que sonó tremenda al igual que "I’ll Be Waiting" el temas más comercial y pegadizo de la carrera de Jorge, algo que se notó en la reacción del público, que se relajó seguidamente con la bonita "Brand New Day". Pero duró poco la calma, justo hasta Jorge dedicó la siguiente pieza a la gente que se quedó sin entrada para ver a U2, haciendo una buenísima versión de "Vertigo" de los irlandenses, llena de energía y en la mejor interpretación vocal de Pau. Me gustó bastante más que la original. Pequeño descanso para los músicos, excepto para el batería Carlos Expósito que hizo un solo no demasiado llamativo, y en el que lo mejor fue el fragmento de "Painkiller" de Judas que incluyó en su final. Buen recurso para entretener al público mientras la banda descansa, pero sin demasiado brillo. Se recuperó la intensidad con una interpretación de blues absolutamente genial, y en la que Jorge y compañía derrocharon feeling y calidad, siendo uno de los punto álgidos de la noche. Volvió el grueso de la formación instrumental con dos de los mejores cortes de "From Now On", el que lo cierra "Train Of Hopes", y la brutal "Pathways To Death", magistrales. Y de repente empezó el huracán Tony Guerrero, este vocalista hispano-alemán que ha participado en los dos trabajos de Jorge y que en directo se encargó de poner patas arriba la sala, lanzando desdeunas cuantas gafas de sol, al reloj, pasando por el móvil tras supuesta conversación telefónica con su novia, hasta alguna que otra botella de agua que incluso llegó a impactar con los focos de la sala. En fin, un puro showman. Pero que además derrochó potencia vocal y carisma, desde el "Kids Wanna Rock" de Bryan Adams que calcaron, y para no perder la estela del canadiense siguieron con "Back In Time", pura fiesta entre la audiencia que no paró de saltar desde el momento en que Tony salió al escenario. Consiguió tranquilizarse un poco con "Face To Face" un buen medio tiempo en la que cogió la guitarra acústica quedándose solo en el escenario con Jorge sentado en una banqueta en la que duró muy poquito con las posaderas apoyadas, está claro que no se podía estar quieto. Y para rematar su primera aparición en el show nos dejó exhaustos con "One Way", un fenomenal tema de hard rock melódico perfecto para el directo con la complicidad del público, como se demostró una vez más. Un poquito de clama se imponía después de la tempestad descargada por el señor Guerrero, y que mejor que con "Relaxation", un tema con aires jazz fusión que dio pie a un rato de improvisación magnífica con participación destacada del guitarrista Pablo Ortiz que fuera maestro de Jorge en Estados Unidos y que demostró su gran clase con la ayuda del teclista Rubén Prieto que sacó un saxo para acompañarle aunque por desgracia no se le escuchó todo lo bien que hubiera sido deseable. Ya nos habíamos olvidado casi de Pindy y del violinista, pero allí seguían y aparecieron de nuevo para dar color a "Greenfields" otro tema de aires celtas que resultó un maravilloso final para el fin de fiesta, junto a la más tranquila "Doors Made Of Rye" en la que también volvió Pau para cantarla, y "Running Free" que sigue maravillándome cada vez que la escucho, con esos cambios y esa rapidez en el mástil al alcance de muy, muy poquitos, y Jorge Salán sin duda es uno de los elegidos. Cierre absolutamente genial con todos los que participaron en el show, además de Ignacio Prieto de Eden Lost que volvió a subir para hacer parte de las voces de "We Are The Champions", nuevamente Queen, y que no por típico y habitual en el cierre de muchos conciertos, fue menos entrañable y espectacular. Resumiendo, sin lugar a dudas Jorge Salán vivió este viernes 13 su gran noche. Pudo hacer todo lo quiso, y además lo hizo muy bien. Porque ofrecer dos horas y cuarto de actuación y que esta resulte amena, intensa y de alta calidad es realmente difícil, y Jorge lo logró sobradamente, se nota que había estudiado muy bien como estructurar el concierto y el resultado fue casi inmejorable, siempre hay margen para la mejora, pero en este caso muy poco. Por variedad, por calidad (tanto propia como de todos los que le acompañaron en directo), por su cada vez más creciente carisma (ya pone caras y todo en los solos, como decía mi amigo Carlos Treviño antes parecía que no le "dolía" hacer los maravillosos solos que ejecutó) Jorge ha dejado hace tiempo de ser una promesa para convertirse en una de las mayores realidades de la música española.
Felicidades chaval y a seguir creciendo.

Ya íbamos avisados desde su anterior visita a Madrid de lo mucho y bueno que pueden ofrecer en directo los americanos Firehouse. Los que pudimos disfrutar de ellos el año pasado no nos sorprendimos tanto, pero los que era la primera vez que los veían coincidían unánimemente en catalogar su actuación como una de las mejores vividas en nuestra capital en los últimos tiempos. Se plantaron sobre las tablas de Aqualung con las ideas muy claras, nada de experimentos ni cosas raras, había que dar a la gente lo que la gente quería y así lo hicieron con creces. Un set basado casi por completo en su dos primeros trabajos, con algún recuerdo para lo mejor de su último disco "Prime Time", una actitud de entrega y profesionalidad total, un sonido magnífico, muy alto pero sin distorsionar en ningún momento, y cuatro pedazo de músicos que sacaron lo mejor de sí mismos y nos lo ofrecieron en cincuenta minutos de hard rock de alta escuela, además de divertido, demostrando que no tienen porqué estar reñidas calidad y diversión. Desde el primer acorde vimos lo que se nos venía encima, con un fantástico frontman como C.J. Snare, lleno de potencia y energía, cantando altísimo y con mucha calidad. La labor de los coros a cargo del guitarrista Bill Leverty y del batería Michael Foster completaron un trabajo vocal impecable. En cuanto a su aportación instrumental, tanto de estos dos como del nuevo bajista del grupo, fue muy buena, con un Leverty muy elegante al mástil, y con Foster espectacular en la pegada y malabarismos de la baqueta, bien acompañado por su compañero en el bajo. El set no podía estar mejor elegido, desde la inicial "Lover’s Lane" que nos predispuso para el primer cañonazo con el que se dieron a conocer en todo el globo, "All She Wrote", con la que botamos como posesos y nos dejamos la garganta con el celebérrimo estribillo "Bye bye baby bye bye". A continuación dejaron una de las dos piezas de su último disco, la pegadiza "Crash" que fue bien recibida por el personal a pesar de ser prácticamente desconocida. Momento tierno con la emotiva "When I Look Into Your Eyes", en la que CJ se hizo cargo del teclado para acompañar una emotiva balada. Volvió el dinamismo y la caña con "Shake & Tumble" coreada a pulmón, al igual que la festiva "Door To Door" en la que el batería Michael Foster se encargó de la voz y muy bien por cierto, justo antes de hacer un poderoso solo. "Overnight Sensation" siguió con el listón muy alto con los presentes absolutamente entregados hasta el final, tanto con los temas más cañeros que cerraron, como con la balada previa "Love Of A Lifetime", que no fue más que un pequeño descanso para el huracán que se avecinaba con "Reach For The Sky" que sonó como un cañón, y con la festiva "Don’t Treat Me Bad" que fue el colofón a una soberbia descarga que fue lo mejor de la noche, por encima de los cabezas de cartel. Nos quedamos con las ganas de más, se nos hizo cortísimo, a ver si para la próxima tienen más tiempo y volvemos a disfrutar. Buenísimos.
Y tras la apoteósica aparición de los estadounidenses, venía lo que supuestamente era el plato fuerte de la noche... Pero, y para desgracia de todos, lo de TNT fue un quiero y no puedo. Numerosos problemas plagaron la actuación de la banda de Tony Harnell & Ronnie LeTekro, que aun ofreciendo un buen concierto, ensombrecieron notablemente la descarga de los noruegos. Para empezar, el sonido fue exageradamente alto, provocando que parte del público se fuera hacia atrás para evitar mayores desgracias personales. Siguiendo por el set, que no fue todo lo brillante que esperábamos (indudablemente faltaron "Tonight I’m Falling" y "Lonely Nights"); con el bueno de Tony haciendo cantar al personal en los temas menos conocidos por aquí ("Downhill Racer", "Seven Seas"). Los coros pregrabados que llevan utilizando en directo desde la época de "Tell No Tales" tampoco ayudaron en absoluto. Y ya para finalizar, claramente TNT no pudo competir con Firehouse, auténticos triunfadores de la noche. Aparte de los susodichos Harnell y LeTekro, la banda venía configurada por Diesel Dahl a la batería; y un teclista y un bajista que ni ellos mismos presentaron, ni nadie conocía de nada. Entre los temas interpretados destacaría las potentes "Caught Between The Tigers" y "Forever (Shine On)"; la sensibilidad de "Fantasía Española" (única vez interpretada en directo!!!); la magia y calidad de "Give Me A Sign"; y por supuesto, la esperada ristra de clásicos ("Intuition", "Listen To Your Heart", "10,000 Lovers"). Pero la sorpresa vino al final con "Everyone´s A Star", en el que Harnell invitó a cantar a CJ Snare. Como era de esperar la tragedia se consumó, y el cantante de Firehouse se zampó crudito al pobre Tony (a nivel de voz, claro está). Tras tamaña ingenuidad por parte del pequeño vocalista, y el consabido "Always Look on the Bright Side of Life" (de Monty Python) para despedirse, tooooodos para casa. Las conclusiones que pude extraer fueron claras y contundentes: Nexx buenísimos (como siempre), Firehouse la leche (sin exagerar lo más mínimo), y TNT pues... ¿bien?, ¿regular? A mí desde luego me decepcionaron bastante, y como algún avispao dijo a la salida: "Firehouse tenían que haber vuelto a salir y haberse tocao todol set de los TNT". Y bien mirao, razón no le faltaba…
Siempre es una putada que un evento de esta índole se celebre un día de diario. La gran mayoría llegó por los pelos, o simplemente tarde, a causa de los trabajos. Y no hablemos del aparcamiento. Por eso manteníamos la vana esperanza de que el comienzo no fuera muy puntual. Cuando, a las 19:40, cinco minutos antes de la hora anunciada, desde fuera empezamos a oír el comienzo de "Incomunicación", tuvimos que entrar embalados. Una vez dentro, pudimos comprobar que los Barón Rojo estaban sufriendo todos los inconvenientes de abrir para un grupo del calibre de Judas. Casi todo el escenario ocupado (y tapado) por el montaje de los británicos, cuatro luces que maldita la falta que hacían porque todavía era de día, el aforo a medio llenar, y un sonido enloquecedor. En esta plaza de toros siempre se oye mejor en unos sitios que en otros. Los que estábamos en la pista de arena no nos llevamos la mejor parte. Paradójicamente, si afinabas el oído te dabas cuenta de que en realidad el sonido no era malo. Cada instrumento en su justo lugar. Lo que fastidiaba todo era un tremendo eco horriblemente molesto. Con todo, el balance final no dejó de ser positivo para los barones. Muy pocas bandas estatales no habrían dado lo que fuera por ocupar su sitio aquella noche. Se vieron obligados a tocar muy poco tiempo, fue el concierto más corto que les recuerdo, con la salvedad de su magistral colaboración en nuestra fiesta el pasado año. Por este motivo, en vez de comerse los sesos eligiendo su repertorio, no se complicaron, y aprovechando que a la semana siguiente salía a la venta la nueva edición de "Volumen Brutal", lo fusilaron completo, menos "Dame la Oportunidad". La única excepción fue la siempre entrañable "Cueste lo que Cueste". Lo curioso fue el orden de los temas. "Los Rockeros Van al Infierno" que hacía tiempo que no tocaban y que solían dejar para el final, fue la segunda, y "Resistiré", también muy adecuada para terminar, cayó por la mitad. No podemos evitar hablar de la incorporación de Pepe Martos. Después de casi siete años con Vale, aún se nos hace un poco raro no verle en el escenario, pero hay que decir que, aparentemente, el acoplamiento de Pepe ha sido perfecto. No pudimos detectar ningún error por su parte, ni el más mínimo fallo de sincronización con el resto del grupo. Armando, como siempre, incansable, mientras Ángel y Carlos funcionan con la profesionalidad habitual. Las malas condiciones no pudieron ensombrecer su actuación, que se iba animando más y más conforme se llenaba el recinto. Quizá los momentos más álgidos fueron "Hermano del Rock And Roll" y "Concierto para Ellos", ya en la recta final. A las 20:30 finalizó su tiempo tras "El Barón Vuela Sobre Inglaterra". No faltaron los improperios de cabreo ni los gritos de "¡Barón!, ¡Barón!, ¡Barón!" cuando se empezó a desmontar su equipo. Pero, las cosas como son, todos sabíamos que no les iban a dejar mucho.
Y llegó el momento ansiado, tras casi quince años de ausencia de la alineación más gloriosa de Judas Priest, por fin volvíamos a tenerlos sobre un escenario madrileño. Puntualidad absoluta, a las 9:00 luces fuera, telón abajo y los primeros acordes de "The Hellion" empezaron a ponernos los pelos de punta para abrir lo que iban a ser dos enormes horas de auténtico heavy metal de la banda más grande del género. Comenzaron exactamente igual que en su actuación del pasado año en Valencia, con Halford apareciendo del enorme ojo eléctrico situado tras la batería y cantándose todo el "Electric Eye" desde la pupila del mismo mostrando toda su majestuosidad y acompañado por un sonido sorprendentemente bastante bueno (tratándose del recinto en el que nos encontrábamos), a pesar de algunos ecos, desde los bombos de la batería de Scott Travis que volvió a estar a gran nivel, sólido y técnico como pocos. La labor de las guitarras estaba fuera de toda duda, KK Downing y sobre todo con mayor protagonismo Glenn Tipton, estuvieron brillantes y cañeros, además de gozar de un sonido limpísimo, e Ian "Bisagra" Hill siguió demostrando que no hace falta darse muchas carreras ni pegar muchos saltos para aportar su contundencia y saber hacer desde sus cuatro cuerdas s golpe de cadera, no se ha movido nunca y no iba a empezar ahora. En cuanto al set en sí no se alejó mucho del que ejecutaron el pasado año, incluyendo evidentemente cortes de su último trabajo "Angel of Retribution" (cuatro concretamente) y recuperando algún que otro clásico que hacía tiempo no descargaban en directo."Metal Gods" volvió a caracterizarse por los movimientos robóticos de Halford, mientras bajaba las escaleras del escenario demostrando su clase y carisma, además de un nivel vocal incluso mejor que el año pasado y con más soltura y
acoplamiento con el resto de la banda, ha costado, pero parece que han conseguido olvidar hisotrias pasadas y vuelven a ser la gran banda de siempre, no cuatro por un lado y otro por otro. Llegó una de las primeras sorpresas de la noche, "Riding On The Wind", de su maravilloso "Screaming For Vengeance", con las voces mucho más agresivas y cortantes, sonando más a lo "Painkiller", algo que me sorprendió y fue de lo que menos me gustó del concierto. Por contra "The Ripper" y "A Touch Of Evil" supusieron dos de los momentos álgidos antes de presentarnos dos de sus nuevos temas, "Judas Rising" que sonó brutal con Halford alzado en una plataforma tras los tambores con un bonito efecto de fuego a sus pies y con un nuevo telón con la portada del disco; y el primer single "Revolution" que hicieron bastante más heavy y directa que en el disco, prescindiendo de los coros psicodélicos. Vuelta al pasado con "Hot Rockin’" otro de los temas recuperados para la ocasión y de los más coreados desde el público, al igual que la inevitable "Breaking The Law". "I’m A Rocker" supuso un pequeño respiro para dar paso a l maravillosa "Diamond And Rust" que hicieron acústica como viene siendo habitual últimamente y que, personalmente, me gusta más en su versión eléctrica. Nueva incursión en las novedades con su, a mi juicio, mejor tema de "Angel Of Retribution", "Deal With The Devil", que sin sonar todo lo redonda que hubiera sido deseable, sí llegó con fuerza a la concurrencia. "Beyond The Realms Of Death" vovlió a ser magnífica con toda una clase de saber hacer y de técnica guitarrera a cargo de Glenn Tipton, con el escenario coronado por las ya famosas bolas de espejos de los 70s. Pero para mí el momento cumbre del show fue "Turbo Lover", puso aquello patas arriba, ¡como la cantó Halford, como sonó de sólida y de rotunda!, con la gente entregada al máximo y con un punto más de dureza que seguramente hizo de ella el himno oficial de la noche (con las barbaridades que se han dicho de un discazo como "Turbo"). "Hellrider" nos devolvió a la actualidad y sonó realmente bien, con ese aire al "Painkiller" que sonaría justo antes de los bises intensa como siempre, pero algo bajada de tono para que la voz no se resintiera en exceso. Algo que hubiera sido normal tras la exhibición que se marcó Mr. Hlaford justo antes con "Victim of Changes" y "The Green Manalishi" que fueron sencillamente obras de arte, increible despliegue vocal, instrumental y de carisma a cargo de toda la banda, junto con "Turbo Lover" lo mejor. Sin apenas descanso volvieron para acabar de satisfacernos con sus bises habituales, "Hell Bent For Leather" que Halford se cantó íntegramente subido encima de su mítica Harley con el enésimo cambio de vestuario, a cual más espectacular y llamativo, seguido de súper festiva y coreada "Living After Midnight" y de la traca final "You’ve Got Another
Thing Comming" que cerró de forma gloriosa una actuación memorable. Muchos dirán que Judas han vuelto por dinero, que van cada uno por su lado (desde luego en esta actuación no lo podrán decir), que son siempre lo mismo, pero qué queréis que os diga, mientras sigan dejandonos noches como esta para el recuerdo me importa bien poco la pasta que se saquen, ¿o acaso alguien sería capaz de hacer por la cara lo que hace Judas? En fin, me imagino que habrá opiniones para todos los gustos, pero creo que ahora sí, los mejores Judas han vuelto y parece que no tienen prisa en volver a irse, ojalá sigan así.

Una verdadera pena que nuestros amigos segovianos coincidieran esa noche con Queen. Por este motivo el local no registró un lleno total. De todas formas, hubo gente más que de sobra para dar el ambiente necesario, que vendrá plasmado en el DVD y el CD que se grabaron de este concierto. Ya lo veréis, ya. No faltó gente de otros grupos, como Silver, Fernando de Obús o Dani de Ars Amandi. Pero lo mejor fueron las féminas que asistieron, no sé si por querer que les enfocaran las cámaras o qué, pero hace mucho que no recuerdo haber visto a la vez a tantas nenas con tan exóticos y explosivos modelitos.
Pasaban 6 minutos de las 21:00 cuando la encantadora Lilith aparece en escena y nos deleita con un intro de teclados que quedó realmente bien con la iluminación y efectos que se utilizaron. A partir de ahí saltan todos a la palestra y sin ni siquiera presentar los temas atacan seguidas “Escuadrón 69” y “Mozart y Salieri”. Acto seguido dedican a Wojtyla (al pobre sólo le quedaban 24 horas de vida, no lo sabíamos pero lo sospechábamos) “Dejad que los Niños se Acerquen a Mí”, y tras “Jekyll y Mrs. Hyde”, de quien se acuerdan es de Letizia, con “La Favorita del Rey”. El sonido es excelente. Oscar, tan suelto en el escenario como de costumbre, no para ni un momento, parece incansable. Y su voz está en plena forma. Quizá abusa un poco de dejar cantar al público, pero no es ni mucho menos por necesidad, es porque le encanta ver la respuesta de la gente. En estos casos siempre se recupera alguna composición antigua, esta vez es “No Hay Manera”, que parece otra con lo bien que vocaliza nuestro cantante. Se le entiende muy bien, algo fundamental en una banda que da tanta importancia a sus letras. A los constantes cambios de atuendo del showman se añade la participación de la peña, que bombardea el escenario con ropa interior (tanto de chico como de chica) y artículos de sex-shop varios. Menuda juerga. Quizá cuando mejor lo pasé fue con “María Martillo” y “Cinturón de Castidad”. Aprovecharon para estrenar un nuevo tema, “Hijos de la Furia”, pero mejor no voy a enumerar todo el set, algo de incertidumbre tengo que dejar para cuando lo saquen a la venta. Sólo diré que la gran ausente fue, en mi opinión, “Sperman”. Y que me pareció extrañísimo que en “Traidor” no subiera Silver al escenario, pues ya he dicho que andaba por allí. Tras “Estrella del Porno” y “Corazón de Heavy Metal”, llega el bis. “Joda a Quien Joda” y “Merece la Pena” dan paso al fin de fiesta, nada menos que “Larga Vida al Rock And Roll” y “Vamos Muy Bien”. Una verdadera apoteosis, el broche final perfecto a cerca de una hora y 50 minutos de cachondeo y diversión. ¿Exagero? Si alguien tiene dudas, podrá comprobarlo en cuanto lo editen.
Y tras ello, la primera descarga: TONY HERNANDO, un magnífico guitarrista que nos deleitó con su clase y que lo único que echamos de menos fue que viniera acompañado por su banda (que se cayó también en el último momento). Una pena. Con tres discos a sus espaldas y colaboraciones en los discos de Mistheria y tres tributos (a Jimi Hendrix, Uli Jon Roth y Gary Moore), Tony se convierte en nuestro mayor exponente de cara al exterior. Un virtuoso que podremos ver junto a Mike Terrana y Freak Kitchen, nada menos, sobre un escenario. Todo un lujo. 
inclusión a última hora, su set-list abreviado, etc. Pero estos chicos son un huracán, no hay quien los pare, se amoldan a todo tipo de situación y modelan la actuación a su gusto. Puro Rock’n’Roll con diferentes influencias y, sobre todo, con una puesta en escena que, a día de hoy, no la supera ni dios. Y no, no hablo de pirotecnias, muñegotes y demás zarandajas; hablo de actitud, de llevarse de calle a la gente, de diversión, de buen humor y comunión entre público y banda. Son grandes estos chicos (bueno, Arturo –voz y club de la comedia-, tú no, que eres más bien bajito, mostro... no te enfades conmigo, jaja, ¿vale? Es broma). Dos fantásticos discos los avalan, además, por si no me crees.
los volvimos a cruzar por estas tierras... ¡y de qué manera! Un gran show, grandes músicos y excelentes canciones. Juanmi (teclados), Joaquín (batería), Javi (bajo) y Pedro (guitarra) nos presentaron a su nuevo vocalista Alex Fracchia (un bon jovi a la uruguaya). Una sorpresa por su presencia en el escenario y su magnífica voz, limpia y cálida. Heavy con toques sinfónicos y con elegancia nos dejaron sobre las tablas. Es grato saber que tienen aún mucho que decir. Por cierto, los apellidos y las procedencias de cada uno de los músicos no hace falta que las ponga, ¿verdad?
maltrecho cuerpo así que ni los vi... ¡Es broma! Pues no disfruté ni nada, como siempre que los veo, por otra parte. Silver (voz), Iván (batería), Dani y Nacho (hachas de las seis cuerdas madrileñas y granadinas) y José (bajo) nos deleitaron con el Heavy Metal sin aditivos del que hacen gala; con cortes de su álbum "Ave Fénix" (¿a quién se le ocurre darme el micro al sonar "En Llamas", Silver, jaja?) y algunas versiones de clásicos como Muro y Ozzy Osbourne, que fue el colofón de una soberbia actuación (a pesar de estar absolutamente jodido por la gripe Silver, ¡que aprendan algunos lo que es implicación!) con el "Bark at the Moon", en la que la banda contó a la guitarra con Tony Hernando y con José Mora y un servidor a las voces (bueno, voces por decir algo, porque cada vez que Silver Fist nos invita a cantar con ellos les hundimos el show, jaja). Un final feliz, cachondo y entrañable como se merecía la ocasión.

Tras un rato, no demasiado largo de cambio de equipo, aparecieron en escena MEGADETH. Era la primera vez que tenía la ocasión de verles en directo, aunque parezca increíble, y la verdad es que me gustaron, pero me esperaba más. Seguramente contribuyó a mi relativo desencanto el hecho de que único elemento reconocible de la banda sigue siendo Dave Mustaine, que no es poco, pero no ver ni a Nick Menza, ni a Dave Ellefson, ni a ninguno de los grandes guitarristas (Chris Polland, Marty Friedman, Al Pitrelli) que han formado parte del grupo a lo largo de su carrera, se me hacía raro y me dejó un poco frío en primera instancia. Pero con el paso de los temas los tres individuos que acompañan a Mustaine últimamente me convencieron bastante, sobre todo el batería Shawn Drover que mostró una gran pegada, muy técnica y contundente, además de exhibir un espectacular kit de su instrumento. Tampoco lo hizo mal su hermano Glen, encargado de compartir tareas de guitarra junto a Dave, y aunque creo que le faltó brillantez en alguno de los solos cumplió bastante bien. Más flojo me pareció el bajista James MacDonough, que cubrió el expediente con su bajo y destacó más ayudando a un afónico Mustaine en las voces. Porque sí, Mustaine estaba afónico, algo que se encargo de hacernos notar en cuanto pasó la bola de ruido que fueron los tres primeros temas del set, sobre todo la inicial "Blackmail the Universe" que se inició al igual que en su último disco con una intro grabada de un locutor de noticias que apenas dejaba apreciarse la delicada voz de Mustaine, y que además se saturaba en exceso sobre la música del grupo. El sonido empezó a solucionarse a partir de "The Scorpion", otro de los temas nuevos que ya sonó bastante mejor, a pesar de que la voz seguía sin estar para muchos trotes. "Something I’m Not" y "Angry Again" fueron de las que más me convencieron y donde la gente siguió entregándose a tope como en todo el concierto. Se relajó un poco el ambiente con "A Tout Le Monde", única que incluyeron de "Youthtanasia", y que fue coreada masivamente quedando realmente bien. La cosa siguió acelerada con clásicos indispensables como "Tornado of Souls", "Hangar 18", "Sweating Bullets" o la imprescindible "Symphony of Destruction" que me encantó con el suelo moviéndose literalmente por los botes de la audiencia, mezcladas con nuevas incorporaciones de su último trabajo "The System Has Failed", con especial mención para la rabiosa "Kick The Chair" y para "Back In The Day" en mi opinión la mejor disco, y en la que se subieron a acompañar a Megadeth los chicos de Diamond Head con técnicos y roadies incluidos, al más puro estilo Anthrax, desparramando a lo largo y ancho del escenario. Eso sí, Mustaine parado con su flying frente al micro sacando adelante el tema mientras algunos de los "invitados" se dedicaban a hacerle reverencias mientras ejecutaba el solo. La fama de seco y arisco del frontman de Megadeth es más que conocida, pero en esta ocasión, gestos con su dedo corazón aparte, se mostró comunicativo y agradecido con el público madrileño, que a su vez consideramos muy positivamente el esfuerzo que estaba realizando con su perjudicada voz y la entrega que puso para realizar el concierto, a cada uno lo suyo. El final vino con "Peace Sells..." que también me convenció bastante, al igual que la frenética "Holy Wars" el bis que puso cierre a una actuación sin apenas descanso. Pudimos comprobar que el nombre de Megadeth sigue estando muy presente en los fans españoles, y de fuera de nuestro país (japoneses, británicos, sudamericanos entre otros estaban en el concierto), y que a pesar de todos sus defectos y dificultades Mustaine es un tío muy profesional y que sabe sacar adelante sus proyectos. Aunque algunos echemos de menos tiempos pasados.
A las nueve y diez, se apagaban las luces y comenzaba a sonar la intro que nos preparaba para la descarga de Kreator. Mientras esta sonaba, hace su aparición en su instrumento el batería Jürgen Reil, lo que provoca el delirio de una sala abarrotada de fans deseosos de sentir toda la energía de la banda en directo. Pone en marcha sus baquetas y, a la par que aparece sobre el escenario el resto de la banda, interpretando a tope de revoluciones "Enemy of God", cae el telón negro trasero para que podamos admirar el increíble dibujo que adorna toda la parte trasera del escenario. Absolutamente enorme, tiene en el centro la cabeza del vampiro torturado que aparece en el CD. Se encuentra flanqueada a los lados por dos figuras femeninas, con su misma estética masoquista, que le miran en actitud de adoración ante un ente superior (quizás ese Dios de quien los Kreator son enemigos y, en cuyo nombre, tanto mal se hace en el mundo). Continuaron con "Imposible Brutallity", también de su nuevo trabajo. Empezar con dos temas nuevos da fe de la confianza que tienen en su nuevo disco. En este punto, servidor ya se encuentra luchando entre las primeras filas, donde algunas decenas de fans "bailan / luchan" sin parar provocando que la marea de cabezas vaya en cualquier dirección, sin ningún sentido. Cuando por fin encuentro mi espacio vital que, aunque no sea seguro, me permite confiar en mantenerme a flote, compruebo que mi libreta se ha ido al carajo. Da igual... ahí adelante, los conciertos no son de canciones sino de sentimientos. Mientras suena "Pleasure to Kill" ó "Violent Revolution", la sana agresividad que Mille Petrozza transmite con su voz y sus presentaciones se contagia a una legión de seguidores dispuestos a mover su cabeza hasta partirse el cuello. Me comentan que Mr. Petrozza está especialmente feliz esta noche. Que se mueve más de lo habitual en él. Yo les veo a todos bastante estáticos, pero creo lo que me cuenta alguien que les ha visto unas cuantas veces. Suenan todos los grandes clásicos de la banda ("Extreme Aggression", "Betrayed"). Nos dice lo jodidamente fantásticos que somos en Madrid (ya lo sabíamos, nos lo dicen todos), y no dejan de aparecer en cada nueva presentación, cuando las hay, palabras como violencia, sangre, revolución ó terror... Fueron dos increíbles horas, en las que me dio tiempo a flipar en las primeras filas, disfrutar desde lejos con una cerveza en la mano, donde además se veía mejor y, en definitiva, saborear los sonidos del mejor grupo de Thrash metal clásico de la actualidad. Por cierto, si el sonido era muy bueno con los teloneros, imaginaros cuan increíblemente bien sonaba Kreator. Si os lo perdisteis... lo siento... porque valió la pena.