SOUL SIRKUS

Tras un breve descanso, a las ocho y media en punto, empezó a sonar la intro a modo de discurso-declaración de intenciones con la que Jorge Salán viene abriendo sus conciertos. Salió a las tablas de Arena junto a la base de instrumentistas que le acompañan en directo: Fernando Mainer al bajo (ahora en Ars Amandi), Carlos Expósito a la batería, Pablo Ortiz a la guitarra y Rubén Prieto en los teclados. Abrieron en directo de la misma forma que lo hacen en el segundo disco de Jorge, con la cañera "Apprehension", seguida sin tregua por "Driving Through The Tunnel" una maravillosa composición y de las más celebradas por el respetable, probablemente la primera con la que se dio a conocer el guitarrista madrileño al gran público. A continuación cambio de registro con la entrada a la fiesta de un nuevo violinista que sustituía al habitual Roberto Jabonero (Celtas Cortos) y de Fernando "Pindy" flautista y gaitero de lo más peculiar y saltarín que apareció descalzo y con la cara pintada con motivos celtas, al más puro estilo Braveheart, para dar un buen rato de rock celta con la maravillosa "The Endless Battle" y con un medley de la banda de Jabonero y alguna pieza desconocida que hizo bailar y saltar al personal y donde Jorge dejó el protagonismo al resto del grupo. Un protagonismo que recuperó absolutamente con "For the Love of God", esa obra de arte creada por Steve Vai, y que Jorge a llevado a su regazo como nadie haciéndola prácticamente propia. En esta ocasión la gente no botaba y bailaba, simplemente miraba con atención y admiración extrema la nueva exhibición a cargo de Mr. Salán. Nuevo cambio de rumbo con la entrada en escena de Pau Sastre, un muy buen cantante de temas melódicos, además de productor de "From Now On", que empezó un poco frío en cuanto a la voz su tramo de actuación nada menos que con "One Vision", mi tema favorito de Queen que instrumentalmente sonó impecable con un enorme solo de Jorge. Pero claro, Pau aunque lo hizo bastante bien no cubrió suficientemente la figura de Mercury. Pero se calentó ya en "Sea Of Clouds" a la que puso voz en el disco de debut de Jorge de título casi idéntico y que sonó tremenda al igual que "I’ll Be Waiting" el temas más comercial y pegadizo de la carrera de Jorge, algo que se notó en la reacción del público, que se relajó seguidamente con la bonita "Brand New Day". Pero duró poco la calma, justo hasta Jorge dedicó la siguiente pieza a la gente que se quedó sin entrada para ver a U2, haciendo una buenísima versión de "Vertigo" de los irlandenses, llena de energía y en la mejor interpretación vocal de Pau. Me gustó bastante más que la original. Pequeño descanso para los músicos, excepto para el batería Carlos Expósito que hizo un solo no demasiado llamativo, y en el que lo mejor fue el fragmento de "Painkiller" de Judas que incluyó en su final. Buen recurso para entretener al público mientras la banda descansa, pero sin demasiado brillo. Se recuperó la intensidad con una interpretación de blues absolutamente genial, y en la que Jorge y compañía derrocharon feeling y calidad, siendo uno de los punto álgidos de la noche. Volvió el grueso de la formación instrumental con dos de los mejores cortes de "From Now On", el que lo cierra "Train Of Hopes", y la brutal "Pathways To Death", magistrales. Y de repente empezó el huracán Tony Guerrero, este vocalista hispano-alemán que ha participado en los dos trabajos de Jorge y que en directo se encargó de poner patas arriba la sala, lanzando desdeunas cuantas gafas de sol, al reloj, pasando por el móvil tras supuesta conversación telefónica con su novia, hasta alguna que otra botella de agua que incluso llegó a impactar con los focos de la sala. En fin, un puro showman. Pero que además derrochó potencia vocal y carisma, desde el "Kids Wanna Rock" de Bryan Adams que calcaron, y para no perder la estela del canadiense siguieron con "Back In Time", pura fiesta entre la audiencia que no paró de saltar desde el momento en que Tony salió al escenario. Consiguió tranquilizarse un poco con "Face To Face" un buen medio tiempo en la que cogió la guitarra acústica quedándose solo en el escenario con Jorge sentado en una banqueta en la que duró muy poquito con las posaderas apoyadas, está claro que no se podía estar quieto. Y para rematar su primera aparición en el show nos dejó exhaustos con "One Way", un fenomenal tema de hard rock melódico perfecto para el directo con la complicidad del público, como se demostró una vez más. Un poquito de clama se imponía después de la tempestad descargada por el señor Guerrero, y que mejor que con "Relaxation", un tema con aires jazz fusión que dio pie a un rato de improvisación magnífica con participación destacada del guitarrista Pablo Ortiz que fuera maestro de Jorge en Estados Unidos y que demostró su gran clase con la ayuda del teclista Rubén Prieto que sacó un saxo para acompañarle aunque por desgracia no se le escuchó todo lo bien que hubiera sido deseable. Ya nos habíamos olvidado casi de Pindy y del violinista, pero allí seguían y aparecieron de nuevo para dar color a "Greenfields" otro tema de aires celtas que resultó un maravilloso final para el fin de fiesta, junto a la más tranquila "Doors Made Of Rye" en la que también volvió Pau para cantarla, y "Running Free" que sigue maravillándome cada vez que la escucho, con esos cambios y esa rapidez en el mástil al alcance de muy, muy poquitos, y Jorge Salán sin duda es uno de los elegidos. Cierre absolutamente genial con todos los que participaron en el show, además de Ignacio Prieto de Eden Lost que volvió a subir para hacer parte de las voces de "We Are The Champions", nuevamente Queen, y que no por típico y habitual en el cierre de muchos conciertos, fue menos entrañable y espectacular. Resumiendo, sin lugar a dudas Jorge Salán vivió este viernes 13 su gran noche. Pudo hacer todo lo quiso, y además lo hizo muy bien. Porque ofrecer dos horas y cuarto de actuación y que esta resulte amena, intensa y de alta calidad es realmente difícil, y Jorge lo logró sobradamente, se nota que había estudiado muy bien como estructurar el concierto y el resultado fue casi inmejorable, siempre hay margen para la mejora, pero en este caso muy poco. Por variedad, por calidad (tanto propia como de todos los que le acompañaron en directo), por su cada vez más creciente carisma (ya pone caras y todo en los solos, como decía mi amigo Carlos Treviño antes parecía que no le "dolía" hacer los maravillosos solos que ejecutó) Jorge ha dejado hace tiempo de ser una promesa para convertirse en una de las mayores realidades de la música española.
Felicidades chaval y a seguir creciendo.
Una verdadera pena que nuestros amigos segovianos coincidieran esa noche con Queen. Por este motivo el local no registró un lleno total. De todas formas, hubo gente más que de sobra para dar el ambiente necesario, que vendrá plasmado en el DVD y el CD que se grabaron de este concierto. Ya lo veréis, ya. No faltó gente de otros grupos, como Silver, Fernando de Obús o Dani de Ars Amandi. Pero lo mejor fueron las féminas que asistieron, no sé si por querer que les enfocaran las cámaras o qué, pero hace mucho que no recuerdo haber visto a la vez a tantas nenas con tan exóticos y explosivos modelitos.
Pasaban 6 minutos de las 21:00 cuando la encantadora Lilith aparece en escena y nos deleita con un intro de teclados que quedó realmente bien con la iluminación y efectos que se utilizaron. A partir de ahí saltan todos a la palestra y sin ni siquiera presentar los temas atacan seguidas “Escuadrón 69” y “Mozart y Salieri”. Acto seguido dedican a Wojtyla (al pobre sólo le quedaban 24 horas de vida, no lo sabíamos pero lo sospechábamos) “Dejad que los Niños se Acerquen a Mí”, y tras “Jekyll y Mrs. Hyde”, de quien se acuerdan es de Letizia, con “La Favorita del Rey”. El sonido es excelente. Oscar, tan suelto en el escenario como de costumbre, no para ni un momento, parece incansable. Y su voz está en plena forma. Quizá abusa un poco de dejar cantar al público, pero no es ni mucho menos por necesidad, es porque le encanta ver la respuesta de la gente. En estos casos siempre se recupera alguna composición antigua, esta vez es “No Hay Manera”, que parece otra con lo bien que vocaliza nuestro cantante. Se le entiende muy bien, algo fundamental en una banda que da tanta importancia a sus letras. A los constantes cambios de atuendo del showman se añade la participación de la peña, que bombardea el escenario con ropa interior (tanto de chico como de chica) y artículos de sex-shop varios. Menuda juerga. Quizá cuando mejor lo pasé fue con “María Martillo” y “Cinturón de Castidad”. Aprovecharon para estrenar un nuevo tema, “Hijos de la Furia”, pero mejor no voy a enumerar todo el set, algo de incertidumbre tengo que dejar para cuando lo saquen a la venta. Sólo diré que la gran ausente fue, en mi opinión, “Sperman”. Y que me pareció extrañísimo que en “Traidor” no subiera Silver al escenario, pues ya he dicho que andaba por allí. Tras “Estrella del Porno” y “Corazón de Heavy Metal”, llega el bis. “Joda a Quien Joda” y “Merece la Pena” dan paso al fin de fiesta, nada menos que “Larga Vida al Rock And Roll” y “Vamos Muy Bien”. Una verdadera apoteosis, el broche final perfecto a cerca de una hora y 50 minutos de cachondeo y diversión. ¿Exagero? Si alguien tiene dudas, podrá comprobarlo en cuanto lo editen.
Tras un rato, no demasiado largo de cambio de equipo, aparecieron en escena MEGADETH. Era la primera vez que tenía la ocasión de verles en directo, aunque parezca increíble, y la verdad es que me gustaron, pero me esperaba más. Seguramente contribuyó a mi relativo desencanto el hecho de que único elemento reconocible de la banda sigue siendo Dave Mustaine, que no es poco, pero no ver ni a Nick Menza, ni a Dave Ellefson, ni a ninguno de los grandes guitarristas (Chris Polland, Marty Friedman, Al Pitrelli) que han formado parte del grupo a lo largo de su carrera, se me hacía raro y me dejó un poco frío en primera instancia. Pero con el paso de los temas los tres individuos que acompañan a Mustaine últimamente me convencieron bastante, sobre todo el batería Shawn Drover que mostró una gran pegada, muy técnica y contundente, además de exhibir un espectacular kit de su instrumento. Tampoco lo hizo mal su hermano Glen, encargado de compartir tareas de guitarra junto a Dave, y aunque creo que le faltó brillantez en alguno de los solos cumplió bastante bien. Más flojo me pareció el bajista James MacDonough, que cubrió el expediente con su bajo y destacó más ayudando a un afónico Mustaine en las voces. Porque sí, Mustaine estaba afónico, algo que se encargo de hacernos notar en cuanto pasó la bola de ruido que fueron los tres primeros temas del set, sobre todo la inicial "Blackmail the Universe" que se inició al igual que en su último disco con una intro grabada de un locutor de noticias que apenas dejaba apreciarse la delicada voz de Mustaine, y que además se saturaba en exceso sobre la música del grupo. El sonido empezó a solucionarse a partir de "The Scorpion", otro de los temas nuevos que ya sonó bastante mejor, a pesar de que la voz seguía sin estar para muchos trotes. "Something I’m Not" y "Angry Again" fueron de las que más me convencieron y donde la gente siguió entregándose a tope como en todo el concierto. Se relajó un poco el ambiente con "A Tout Le Monde", única que incluyeron de "Youthtanasia", y que fue coreada masivamente quedando realmente bien. La cosa siguió acelerada con clásicos indispensables como "Tornado of Souls", "Hangar 18", "Sweating Bullets" o la imprescindible "Symphony of Destruction" que me encantó con el suelo moviéndose literalmente por los botes de la audiencia, mezcladas con nuevas incorporaciones de su último trabajo "The System Has Failed", con especial mención para la rabiosa "Kick The Chair" y para "Back In The Day" en mi opinión la mejor disco, y en la que se subieron a acompañar a Megadeth los chicos de Diamond Head con técnicos y roadies incluidos, al más puro estilo Anthrax, desparramando a lo largo y ancho del escenario. Eso sí, Mustaine parado con su flying frente al micro sacando adelante el tema mientras algunos de los "invitados" se dedicaban a hacerle reverencias mientras ejecutaba el solo. La fama de seco y arisco del frontman de Megadeth es más que conocida, pero en esta ocasión, gestos con su dedo corazón aparte, se mostró comunicativo y agradecido con el público madrileño, que a su vez consideramos muy positivamente el esfuerzo que estaba realizando con su perjudicada voz y la entrega que puso para realizar el concierto, a cada uno lo suyo. El final vino con "Peace Sells..." que también me convenció bastante, al igual que la frenética "Holy Wars" el bis que puso cierre a una actuación sin apenas descanso. Pudimos comprobar que el nombre de Megadeth sigue estando muy presente en los fans españoles, y de fuera de nuestro país (japoneses, británicos, sudamericanos entre otros estaban en el concierto), y que a pesar de todos sus defectos y dificultades Mustaine es un tío muy profesional y que sabe sacar adelante sus proyectos. Aunque algunos echemos de menos tiempos pasados.