13 septiembre 2005

LORCA ROCK FESTIVAL

IRON MAIDEN / STRYPER / DREAM THEATER / LACUNA COIL / ANGRA / DRAGONFORCE / LEGEN BELTZA
18 de junio de 2005. Huerto De La Rueda. Lorca (Murcia)

Octava edición ya de este festival murciano, que año tras año sigue intentando mejorar y sorprendiéndonos. Y lo cierto es que en cuanto a lo primero y respecto a años anteriores se consiguió a medias, discurriendo la jornada con sus luces (mejor ubicación, más capacidad, mejor escenario) y sus sombras (accesos, zonas verdes? anunciadas, fallos de sonido) respecto a la edición del pasado año. Las sorpresas ya estaban anunciadas con antelación en el cartel, sobre todo de la mano de los americanos Stryper que tocaban por primera vez en España y como única actuación en toda Europa. Con todo esto se presentaba un panorama interesante, con una buena variedad de estilos representados y con nombres absolutamente consagrados junto a otros emergentes en el panorama metalero.
Citaba antes los accesos como una de las sombras de esta edición del Lorca Rock, y ni más ni menos que por las deficiencias en estos, por las inmensas filas que se formaron para acceder al recinto del festival, la mayoría del staff de Alianza desplazado a Lorca no ingresamos en el recinto hasta las cuatro y media de la tarde, cuando ya habían estado sobre las tablas las dos primeras bandas del cartel, los vascos LEGEN BELTZA y los británicos DRAGONFORCE. En cuanto a los primeros muy poquita gente pudo ser testigo de su puesta de largo abriendo fuego, ya que queriendo ser estrictamente puntuales comenzaron a descargar su potente thrash metal cuando casi ni se habían abierto las puertas al público; por lo que nos cuentan cumplieron bastante bien. Dragonforce, ya contaron con más audiencia, aunque no demasiada ya que la multitud aun esperaba en buen número en los aledaños del Huerto De La Rueda para acceder al mismo, y un servidor junto con varios compañeros de viaje pudimos observar sus primeras evoluciones desde la calle viendo la parte trasera del escenario durante un par de temas, y lo cierto es que ganas y energía le echaron al asunto, pero en cuanto a sonido, por las opiniones que pudimos recabar posteriormente, no estuvieron demasiado afortunados.
A los siguientes en comparecer ya teníamos ganas de verlos en plenitud. Por fin accedimos al recinto del festival y esperamos impacientes la salida de los brasileños ANGRA. La banda que sustituyó a última hora a los piratas Running Wild, y que parece que les habían echado algún tipo de maldición. Para empezar comenzaron su actuación con más de media hora de retraso, lo cual teniendo en cuenta que disponían de apenas media hora para desplegar su poderío musical, les dejó el show a medias. Según nos comentó posteriormente su vocalista Edu Falaschi todo se debió a una caída de tensión eléctrica en el escenario que tardaron bastante en solucionar, y como los Maiden no admiten retrasos, o salían a las diez de la noche que era su hora o no salían, así que a recortar el show tocaban. En fin, no creo que porque Angra hubieran tocado cuarto de hora más hubiera pasado nada, pero, quien manda, manda. Aunque la verdad es que ya todo fue degenerando en un sonido muy alejado del que nos tienen acostumbrados Loureiro y compañía, con continuas idas y venidas del mismo y sin la brillantez que les caracteriza. El set quedó reducido a cinco temas, “Spread Your Fire”, “Waiting Silence”, “Acid Rain”, “Nothing To Say” y “Carry On” que nos dejaron a todos con la miel en los labios. Creo que culpar a la banda sería injusto, ya que se entregaron al máximo y dieron todo lo tenían dentro, pero, como dijo aquel “yo no envié a mis naves a luchar contra los elementos”. Una lástima.
Tras la seudo actuación de Angra nos dirigimos a la zona de prensa, conversamos con muchos compañeros y amigos de otros medios, y entre unas cosas y otras se nos echó encima la actuación de los italianos LACUNA COIL con Cristina Scabbia al frente. Apenas pudimos escuchar su bonita voz poniendo el toque femenino al festival rodeada de sus góticos acompañantes en un concierto que para los que lo vivieron plenamente supuso uno de los puntos álgidos del festival. En otra ocasión prometemos prestarles más atención.
Y ahora sí para muchos empezaba el festival de verdad, con las tres bandas que cerraban el evento por todo lo alto. Los primeros del trío de ases fueron DREAM THEATER, una formación que tiene más que acreditada y demostrada su calidad tanto en sus discos como en sus conciertos propios con todo su montaje y estructura audiovisual, pero que encuadrados dentro de un festival, y sin ningún montaje, despertaban las dudas sobre su rendimiento a más de uno, incluido un servidor. Pero nada más lejos de la realidad. En cuanto empezaron a sonar las primeras notas de la rotunda y pegadiza “As I Am” todas las dudas se disiparon. De repente el sonido era fantástico, todo sonaba “gordo” y fuerte, pero en su sitio y nítido como corresponde a un grupo de la calidad del que nos ocupa. Es realmente increíble el grado de compenetración y virtuosismo que han logrado alcanzar estos cinco monstruos, a cual mejor en su parcela, pero además haciendo un show entretenido y lleno de buenos matices, y sudando la gota gorda a esas horas. Fue una gozada, desde recordar al principio “A Fortune In Lies” una de mis favoritas de su primer disco, hasta cerrar con dos obras de arte como “Metrópolis Part 1” y la impresionante “Pull Me Under”, pasando por la majestuosidad de “Under A Glass Moon”, la caña de “Panic Attack” o “Never Enough” y la exhibición instrumental justo en medio de su actuación con cancha para todos y cada uno de los componentes del grupo. Quedarse con uno es ciertamente complicado, pero al igual que me pasó la anterior vez que les vi en La Riviera, me quedo con el guitarrista John Petrucci, que maravillosa lección nos regaló ejecutando con fuerza, maestría, versatilidad y carisma cada una de las notas que salían de sus dedos, pura magia. Tampoco podemos olvidar al resto, muy grandes todos, Jordan Rudess sin parar de parir melodía desde sus teclados, Mike Portnoy pegando con una técnica al alcance de muy pocos baterías, John Myung aporreando o acariciando su enorme bajo según lo requiriera la situación, y James LaBrie que volvió a reafirmarse como un gran cantante de directo y como la voz perfecta para acompañar el torrente de música que mana de sus compañeros, bastó con escuchar el baladón “The Spirit Carries On” para confirmarlo. Un gran concierto, corto para lo que acostumbran a hacer Dream Theater, sin los medios habituales, pero donde la música triunfó por encima de todo.

Y ya caía la noche cuando se apagaron las luces del escenario y empezó a sonar la intro “The Ides Of March”. La locura empezó a apoderarse de Lorca, las más de veinte mil almas presentes se agitaron inmediatamente, IRON MAIDEN estaban allí para llevarnos unos cuantos añitos atrás, y recordarnos sus, para mi, mejores tiempos. Y es que últimamente Harris y compañía se estaban volviendo demasiado pesaditos en sus conciertos, pero con esta gira de repaso de sus cuatro primeros trabajos ha vuelto a convencerme por completo. Destacando Bruce Dickinson en un estado vocal absolutamente increíble, como nunca le había visto en directo, hasta por momentos parecía que alargaba las estrofas sin necesidad, vamos que iba sobrado. El resto del grupo cumplió con una profesionalidad y una precisión por momentos irritante para cualquier mortal, ni un acople, ni un fallo, todo sonó perfecto, con el volumen justo y con una sincronización absoluta. Dave Murray y Adrian Smith lo bordaron, sobre todo este último con una clase y elegancia enormes, dando muestras de su solvencia no siempre lo suficientemente reconocida por el gran público. Steve Harris y Nicko McBrian siguen siendo una de las parejas de baile más compactas del heavy por muchos años que pasen, y además siguen entregándose como el primer día. Ah, y Janick Gers, bueno, al saltimbanqui casi se lo podían haber dejado en casa, porque para lo que hizo; no aprecié ni un solo, ni nada destacable aparte de dar saltos, jugar con el cable de su guitarra o pegarse con Eddie cuando apareció en escena; la verdad es que no tenía mucho sentido su participación cuando todos los temas del repertorio estaban concebidos para dos guitarras. Hablando del repertorio, tras la intro atacaron con la genial “Murders In The Rue Morgue” que hacía bastante tiempo que no sacaban de gira, como alguna otra de las que sonó, y que ya nos dejó clarito quienes iban a ser los triunfadores absolutos. Descubrimos un escenario soberbio, con muy buenas luces, con pasarelas, lleno de imágenes de sus primeros carteles y de su último DVD “The Early Years” y con los ya habituales telones cambiando según el tema, en este primero tanto el escenario como el telón representaban la “Acacia Avenue” y sirvió de base para los sucesivos cambios. “Another Life” y “Prowler” nos siguieron llevando aun más atrás en el tiempo y me parece que nadie echó de menos a Paul Di’anno, Dickinson seguía exhibiéndose. Y más aun en uno en los que más se luce como es la inevitable “The Trooper” que hizo que las voces coreando de los entregados seguidores de la banda se escucharan en todo lo alto mientras Bruce, casaca roja a cuestas, ondeaba sin parar su deteriorada bandera británica. Se calmó un poco con “Remember Tomorrow”, pero tampoco mucho, ya que a continuación y con las metralletas anunciando su comienzo, nos deleitaron con “Where Eagles Dare”, uno de mis temas favoritos, de mi disco favorito de la Doncella, “Piece Of Mind”, ¡qué maravilla como sonó y como nos llegó!. No menos que otra de las imprescindibles “Run To The Hills” de nuevo con el público coreando sin tregua y que decir ya con “Revelations” fue otro gran momento de entrega y comunión, cuando se aceleró en su parte final con el suelo moviéndose literalmente bajo nuestros pies. Y a todo esto con el sonido que siguió siendo perfecto. En “Wratchild” bajó un poco la intensidad, había que descansar. Pero “Die With Your Boots On” y “Phantom Of The Opera” supusieron una nueva demostración de poderío, que acabaron de rematar con sus dos himnos antes de los bises “The Number Of The Beast” y “Hallowed Be Thy Name”, sin palabras, y con el tema que les da nombre “Iron Maiden”, Eddie a escena y mínimo respiro. Vuelta para los bises con “Running Free” y “Drifter” que se me hicieron un poco pesadas, imagino que más por el cansancio que por otra cosa, y con la final “Sanctuary” que puso broche final y rúbrica de oro una de las mejores actuaciones de Iron Maiden a las que he podido asistir, probablemente la mejor junto la primera en el Mosters Of Rock del 88 cuando presentaban “Seventh Son Of A Seventh Son”. Sencillamente magistrales.

Mariano Palomo
Me sorprendió la cantidad de público que asistió al Lorca Rock por ver fundamentalmente a los americanos melódicos STRYPER. No dejaba de ser una apuesta arriesgada, porque no sabías cual era el estado de forma, musical y compositivo (incluso físico) de la banda. Los años no suelen perdonar, y menos a los músicos de rock (dados a vicios y excesos), y algunos pensaban que estarían muy cascados, que no podrían entrar en sus trajes de abeja, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, mientras montaban el escenario, como siempre amarillo y negro, aumentaba nuestra excitación y nuestras ganas por verles. A los sones del “Sing Along Song” arrancó Stryper su concierto. No llevaban sus trajes típicos (se los extraviaron o robaron por el camino), pero su estado físico era bastante bueno, y su actitud muy positiva. Sobre el escenario estaban los clásicos: los hermanos Sweet (Michael a la voz y guitarras y Robert a la batería) y Oz Fox (guitarras), acompañados por Tracie Ferry al bajo y Charly Foley a los teclados. Lo que más me sorprendió fue la maravillosa voz de Michael Sweet en directo. Con “Makes Me Wanna Sing” y “Reach Out”, dos cortes intensos, pegadizos y poderosos en directo, los registros vocales eran tan melódicos y apasionados como altos. Yo pensaba que era más un cantante para estudio, que esa voz tan personal no podía ser tan buena en directo, pero me equivoqué para mejor. El set de Stryper estuvo muy bien elegido. Canciones de casi todos sus trabajos, alguna novedad del futuro disco y sus clásicos nos esperaban. Después de “Loud n´Clear”, donde Robert Sweet cobró protagonismo con su batería (demasiado, incluso tiró parte de ella con sus ganas), sonó la preciosa “Free”, y os confieso que me puso la piel de gallina, como a ellos, viendo que todo el público la cantaba. La comunión entre Stryper y sus fieles fue total a partir ese momento. Con guiños de complicidad, con su maravillosa voz y su elegancia, Michael Sweet cautivó al público y se los llevó de calle. Poco importaba que Oz Fox errara continuamente las notas (muy por debajo del resto del grupo, aunque puso muchísimas ganas). Sonó una versión nueva del “In God We Trust” que gustó mucho, y nos ofrecieron un corte nuevo de su futuro disco, titulado “Open Your Eyes” (me gustó, sonaba nueva pero intensa), para rematar a lo grande su concierto. ¿Cómo?, sonó “Calling On You” y fue toda una delicia (nuevamente cantada entera por el público). Dos clásicos como “Soldiers Under Command” y el himno “To Hell With The Devil” pusieron broche de oro al concierto. Los Stryper se quedaron tan flipados con la maravillosa respuesta del público, que lo agradecieron varias veces, primero a Dios y luego a sus seguidores. Después de una oración sobre el escenario, Michael Sweet prometió volver. La química fue total, el concierto muy meritorio. No llevaban sus trajes ni repartieron biblias, pero la gente se marchó contenta. Stryper había merecido la pena.
Jesús “Nono” García
Fotos: Diego L. Pérez