LORCA ROCK FESTIVAL
18 de junio de 2005. Huerto De La Rueda. Lorca (Murcia)





Tras la seudo actuación de Angra nos dirigimos a la zona de prensa, conversamos con muchos compañeros y amigos de otros medios, y entre unas cosas y otras se nos echó encima la actuación de los italianos LACUNA COIL con Cristina Scabbia al frente. Apenas pudimos escuchar su bonita voz poniendo el toque femenino al festival rodeada de sus góticos acompañantes en un concierto que para los que lo vivieron plenamente supuso uno de los puntos álgidos del festival. En otra ocasión prometemos prestarles más atención.

Y ahora sí para muchos empezaba el festival de verdad, con las tres bandas que cerraban el evento por todo lo alto. Los primeros del trío de ases fueron DREAM THEATER, una formación que tiene más que acreditada y demostrada su calidad tanto en sus discos como en sus conciertos propios con todo su montaje y estructura audiovisual, pero que encuadrados dentro de un festival, y sin ningún montaje, despertaban las dudas sobre su rendimiento a más de uno, incluido un servidor. Pero nada más lejos de la realidad. En cuanto empezaron a sonar las primeras notas de la rotunda y pegadiza “As I Am” todas las dudas se disiparon. De repente el sonido era fantástico, todo sonaba “gordo” y fuerte, pero en su sitio y nítido como corresponde a un grupo de la calidad del que nos ocupa. Es realmente increíble el grado de compenetración y virtuosismo que han logrado alcanzar estos cinco monstruos, a cual mejor en su parcela, pero además haciendo un show entretenido y lleno de buenos matices, y sudando la gota gorda a esas horas. Fue una gozada, desde recordar al principio “A Fortune In Lies” una de mis favoritas de su primer disco, hasta cerrar con dos obras de arte como “Metrópolis Part 1” y la impresionante “Pull Me Under”, pasando por la majestuosidad de “Under A Glass Moon”, la caña de “Panic Attack” o “Never Enough” y la exhibición instrumental justo en medio de su actuación con cancha para todos y cada uno de los componentes del grupo. Quedarse con uno es ciertamente complicado, pero al igual que me pasó la anterior vez que les vi en La Riviera, me quedo con el guitarrista John Petrucci, que maravillosa lección nos regaló ejecutando con fuerza, maestría, versatilidad y carisma cada una de las notas que salían de sus dedos, pura magia. Tampoco podemos olvidar al resto, muy grandes todos, Jordan Rudess sin parar de parir melodía desde sus teclados, Mike Portnoy pegando con una técnica al alcance de muy pocos baterías, John Myung aporreando o acariciando su enorme bajo según lo requiriera la situación, y James LaBrie que volvió a reafirmarse como un gran cantante de directo y como la voz perfecta para acompañar el torrente de música que mana de sus compañeros, bastó con escuchar el baladón “The Spirit Carries On” para confirmarlo. Un gran concierto, corto para lo que acostumbran a hacer Dream Theater, sin los medios habituales, pero donde la música triunfó por encima de todo.

Y ya caía la noche cuando se apagaron las luces del escenario y empezó a sonar la intro “The Ides Of March”. La locura empezó a apoderarse de Lorca, las más de veinte mil almas presentes se agitaron inmediatamente, IRON MAIDEN estaban allí para llevarnos unos cuantos añitos atrás, y recordarnos sus, para mi, mejores tiempos. Y es que últimamente Harris y compañía se estaban volviendo demasiado pesaditos en sus conciertos, pero con esta gira de repaso de sus cuatro primeros trabajos ha vuelto a convencerme por completo. Destacando Bruce Dickinson en un estado vocal absolutamente increíble, como nunca le había visto en directo, hasta por momentos parecía que alargaba las estrofas sin necesidad, vamos que iba sobrado. El resto del grupo cumplió con una profesionalidad y una precisión por momentos irritante para cualquier mortal, ni un acople, ni un fallo, todo sonó perfecto, con el volumen justo y con una sincronización absoluta. Dave Murray y Adrian Smith lo bordaron, sobre todo este último con una clase y elegancia enormes, dando muestras de su solvencia no siempre lo suficientemente reconocida por el gran público. Steve Harris y Nicko McBrian siguen siendo una de las parejas de baile más compactas del heavy por muchos años que pasen, y además siguen entregándose como el primer día. Ah, y Janick Gers, bueno, al saltimbanqui casi se lo podían haber dejado en casa, porque para lo que hizo; no aprecié ni un solo, ni nada destacable aparte de dar saltos, jugar con el cable de su guitarra o pegarse con Eddie cuando apareció en escena; la verdad es que no tenía mucho sentido su participación cuando todos los temas del repertorio estaban concebidos para dos guitarras. Hablando del repertorio, tras la intro atacaron con la genial “Murders In The Rue Morgue” que hacía bastante tiempo que no sacaban de gira, como alguna otra de las que sonó, y que ya nos dejó clarito quienes iban a ser los triunfadores absolutos. Descubrimos un escenario soberbio, con muy buenas luces, con pasarelas, lleno de imágenes de sus primeros carteles y de su último DVD “The Early Years” y con los ya habituales telones cambiando según el tema, en este primero tanto el escenario como el telón representaban la “Acacia Avenue” y sirvió de base para los sucesivos cambios. “Another Life” y “Prowler” nos siguieron llevando aun más atrás en el tiempo y me parece que nadie echó de menos a Paul Di’anno, Dickinson seguía exhibiéndose. Y más aun en uno en los que más se luce como es la inevitable “The Trooper” que hizo que las voces coreando de los entregados seguidores de la banda se escucharan en todo lo alto mientras Bruce, casaca roja a cuestas, ondeaba sin parar su deteriorada bandera británica. Se calmó un poco con “Remember Tomorrow”, pero tampoco mucho, ya que a continuación y con las metralletas anunciando su comienzo, nos deleitaron con “Where Eagles Dare”, uno de mis temas favoritos, de mi disco favorito de la Doncella, “Piece Of Mind”, ¡qué maravilla como sonó y como nos llegó!. No menos que otra de las imprescindibles “Run To The Hills” de nuevo con el público coreando sin tregua y que decir ya con “Revelations” fue otro gran momento de entrega y comunión, cuando se aceleró en su parte final con el suelo moviéndose literalmente bajo nuestros pies. Y a todo esto con el sonido que siguió siendo perfecto. En “Wratchild” bajó un poco la intensidad, había que descansar. Pero “Die With Your Boots On” y “Phantom Of The Opera” supusieron una nueva demostración de poderío, que acabaron de rematar con sus dos himnos antes de los bises “The Number Of The Beast” y “Hallowed Be Thy Name”, sin palabras, y con el tema que les da nombre “Iron Maiden”, Eddie a escena y mínimo respiro. Vuelta para los bises con “Running Free” y “Drifter” que se me hicieron un poco pesadas, imagino que más por el cansancio que por otra cosa, y con la final “Sanctuary” que puso broche final y rúbrica de oro una de las mejores actuaciones de Iron Maiden a las que he podido asistir, probablemente la mejor junto la primera en el Mosters Of Rock del 88 cuando presentaban “Seventh Son Of A Seventh Son”. Sencillamente magistrales.

