31 agosto 2005

HOUSE OF SHAKIRA

18 de Diciembre de 2004. Acústico Honky Tonk

Me presenté este invernal domingo, en la pequeña sala de la madrileña zona de Bilbao, con excelentes referencias sobre el show ofrecido por HOUSE OF SHAKIRA el día anterior en Ritmo y Compás. Coincidí con parte de la banda de copas por Madrid, el mismo día del concierto eléctrico y a altas horas de la madrugada. Así pude enterarme de este regalazo que pensaban hacer a los rockeros de la capital de España. Se encontraban presentando lo que es su cuarto trabajo en estudio, "First class", fenomenal trabajo de hard rock con el sello especial que estos suecos saben darle a su música. Los sonidos étnicos, sobre todo de origen africano, dan un toque exótico tanto a sus discos como a sus directos.
Da gusto ir a los conciertos que se celebran en lugares pequeños. El contacto con los músicos es tan directo y humano, que, por una parte los bajas del pedestal de estrella de la música, pero por otro llegas a admirar mucho más su calidad, cuando la hay, y disfrutas mucho más de su música. La prueba de sonido se realizó con el público acomodado en el local, la comunicación entre los músicos, que apenas cabían en el escenario, y el técnico de sonido, era a "viva voz". La banqueta de Andreas Eklund distaba a penas un par de centímetros del borde del escenario, y debían de tener verdadero cuidado para no darse un golpe con el micro, el mástil de los instrumentos, ó simplemente precipitarse sobre el público (por cierto bastante escaso). No creo que estuviéramos más de 70 personas, en un local, por otra parte, muy mal aprovechado. En fín, cuando comenzaron con "In your head" (de su album "III"), nos sentíamos como en casa, con la sensación de saber que vas a vivir algo único. El segundo corte de la noche fue "Black and blue skies" (original del "III" pero regrabada para este "First Class"). A parte de Andreas, sobre el escenario había otro cantante, tan bueno como Andreas, creo que llamado Mikael Eriksson, y agitaba una especie de maraca africana, con forma de cuerno aplanado, ó boomerang. Siguieron con "Best of times", de "On the verge", para volver con más del "III", concretamente "Time that passed". Hasta este momento creo que estábamos un poco extasiados, disfrutando con moderación del evento, pero con "Nearly orgasmic", y las insinuaciones del "bien-parecido" Eriksson, la cosa se empezó a calentar. Algo más de su nuevo disco, la excepcional "Chicago Blues", con la que dimos palmas a tutiplén. Y ya sin descanso cayeron "Yesterday’s gone", "Seven bridges road" (la noche iba a más) y "Method of Madness". Y cuando se supone que empieza lo mejor... se despiden y se largan. Media hora, más ó menos, que nos dejaron con la miel en los labios. En fín, supongo que debía de haber ido el día anterior al concierto eléctrico. Ahora, semanas después de aquella noche, creo que fue genial, pero en aquel momento, me supo a poco.
Cuando ya pensábamos en irnos, alguien nos aconsejó que nos quedáramos, pues se iba a celebrar una jam sesion muy buena. Hicimos caso, y acertamos. Unos cuantos músicos absolutamente desconocidos para mí, se subieron al escenario para interpretar versiones inesperadas. Había gente de Tutto Toto, de Los Parpel, el batería del antiguo Caiga Quien Caiga (el programa de la tele). ¡Y como tocaban!... "Hold the line", "Jump", "Smoke on the water"… los músicos comenzaron a cambiar. Ahora sí que en la sala no cabía un alfiler, incluso resultaba toda una odisea acercarse a la barra ó el baño. Una cantante, con pinta de Tina Turner, cantó soul como los ángeles... unas coristas que eran ángeles subieron a poner su granito de arena... sube el cantante de AC/NE y suena "Highway to hell" (perfectamente cantada)... nuevo cambio de músicos y algo de The Doors, concretamente "Break on through", y entremedias el "Burn" de Purple ... algo de The Police... Coque Malla sube con su banda y hace dos temas de auténtico Rock and Roll. Se subió un segundo batera y se lanzaron a la improvisación, Jazz-fusión a dos baterías. También Oscar, de Nexx, demostró sus habilidades con las baquetas. Todo sonaba de muerte. Al menos treinta músicos se subieron al escenario, con la sala a reventar, sin probar sonido, y todos sonaban fantástico. Fueron al menos tres horas de orgía musical, de improvisación, de fiesta total que nos hicieron olvidar que al comienzo de la velada habíamos visto a House of Shakira. El tiempo me ha permitido recordar la noche de un modo distinto. Por estos ratos vale la pena seguir adelante...
Carlos Treviño Cobo